El Bastión de Dios by Brandon Q. Morris

autor:Brandon Q. Morris [Morris, Brandon Q.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 2023-04-15T00:00:00+00:00

Buscador de la Verdad, 19 de diciembre de 2294

* * *

La cálida arena entre los dedos de los pies, la noche a cielo abierto, el olor a hierba fresca y el mar salado… Así imaginaba Celia su visita a C c. Era una pena que no pudiera ir hoy. Pero el planeta no iría a ninguna parte y tenía la sensación de que ya había descubierto sus secretos. Ella era astrónoma, no científica planetaria. Que los demás se divirtieran.

En cambio, el sol… Cuanto mejor podía apuntarle con sus instrumentos, más emocionante se volvía. Si bien, había lugares en su sol oriundo que eran más calientes de lo esperado, parecía ser al revés con esta estrella. Era demasiado fría para su tamaño o demasiado grande para su temperatura. Por supuesto, podría tratarse de una variación sistemática. Había recopilado datos de seis enanas rojas circundantes y todas mostraban los mismos síntomas. Quizá, la nebulosa oscura que les dio origen tenía una composición especial, por lo que las enanas rojas recién nacidas aquí se desviaron de la norma en la Vía Láctea.

No era improbable. El universo estaba compuesto de manera similar en todas partes, pero había estructuras de diferentes escalas, lo que introducía desviaciones en la monotonía. Había espacios enormes, casi vacíos, y zonas donde la materia estaba muy atestada.

Sin embargo, de acuerdo con su instinto, aquí era diferente. Celia se resistía a confiar en él. La había engañado con demasiada frecuencia. Pero esta vez no tenía que depender de él. Tan pronto como la cápsula espacial con Jaron, Jürgen y Carlota se desacopló, pudo dirigir al Buscador hacia la estrella C, a la que los demás, probablemente, habían acordado llamar Celia desde ayer. Incluso Carlota se sumó, aunque Celia sospechaba que solo quería tocarle las narices.

—Star Liner a Buscador —llamó Jaron—. Distancia de seguridad alcanzada.

—No hagáis nada estúpido. Y no nadéis demasiado —pidió Celia.

—Cuidado con esa estrella —replicó Jaron—. He leído que las enanas rojas pueden ser muy desagradables y sorprender a sus visitantes con erupciones.

—Y yo he leído que el Sol puede provocar quemaduras cerca del ecuador. ¡Asegúrate de usar mucho protector solar!

—Lo mismo va por ti, Celia.

—No pienso exponerme sin protección.

—Estamos poniendo en marcha los propulsores —la informó Jaron.

—Espero un informe después de que aterricéis —dijo Celia—. ¡Y fotografías! Sobre todo, fotografías.

—Te reservaremos un lugar en la cálida arena —intervino Jürgen.

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